La Partida de mi padre…… algo muy duro de enfrentar

La Partida de mi padre…… algo muy duro de enfrentar

Aura Marina Ortiz / Madre Soltera / 33 años

17 de abril de 2011, mi hija Lucia cumplía 22 días de nacida, mi felicidad estaba completa, quien diría que ese día mi vida quedaría marcada para siempre. Eran más o menos las 10 de la noche. Yo estaba acostada en mi cama dándole de mamar a mi hija. Repentinamente un golpe fuerte se escuchó en el silencio de la noche. No tenía por qué temer, mi papá me cuidaba, me protegía y sabía que nada malo nos pasaría… No pasaron ni 30 segundos cuando los gritos desesperados de mi mamá pidiéndome ayuda se hicieron escuchar, no sé cómo, de un brinco salí de mi cama. Mi padre yacía en el piso de su cuarto.

Reaccioné rápidamente, le di respiración de boca a boca. El llanto de mi hija y los gritos desesperados de mi mamá, perturbaban mi mente, sabía que ya nada podía hacer por mi papá, su corazón ya no latía, ya no tenía pulso, sus uñas empezaron a ponerse moradas, todo indicaba que mi padre había muerto.

Desesperada pedí ayuda, llegaron mis hermanos, vecinos y bomberos y simplemente confirmaron la muerte de mi padre. Todos me decían, tienes que ser fuerte por tu mamá y por tu hija, y yo me preguntaba, ¿Quién me dará fuerzas a mí?, ¿De dónde las voy a sacar? ¿Quién me consuela a mí?, ¿Por qué Dios permitió que me pasara esto? ¿Por qué ahora que lo necesito tanto? ¿Quién cuidará de mí, de mi madre y de mi hija? ¿Quién llevará el sustento a mi casa? ¿Podré sola? ¿Hasta dónde podré aguantar? Miles de preguntas sin respuesta, tratando de asimilar mi dolor y escuchando y viviendo el de mi madre.

Pensé que este dolor y sufrimiento nunca pasarían, pensé que moriría o simplemente me volvería loca. Ahora ya han pasado más de 2 años y he aprendido a vivir de una manera diferente. Aprendí que todas las preguntas sin respuesta que tenía, solo tenían una respuesta: DIOS.
Ahora sé que mi papá vivirá por siempre en mi mente y en mi corazón, porque tuve muchos momentos de alegría que viví junto a él, y ahora tengo que vivir muchos momentos más, para que queden en la memoria y en el corazón de mi madre y de mi hija.