Por: Vilma Marroquín de Rodríguez
Cuando pienso en el Dia del Padre, inmediatamente pasan por mi mente recuerdos de toda una vida…y si, la verdad que hoy «Te extraño papá».
Con sus muchas virtudes y defectos, este hombre hizo lo mejor que pudo. Nadie le enseñó cómo hacerlo, es más, venía con mucho dolor de su niñez… y al mismo tiempo, no culpo a mis abuelos, también ellos hicieron lo mejor que pudieron.
Desde que partió, aunque soy una persona mayor, con hijos propios y un maravilloso esposo, tengo esta ausencia de seguridad,confianza y sabiduría terrenal que me daba el saber que podía contar con él (aunque me regañara en algunas oportunidades). Lo cierto es, que mi papá, quería lo mejor para mí y para cada uno de mis hermanos.
Hoy, es día de agradecer a Dios por «mi papá». Podría hoy decirle: «No solo hiciste algo bien, hiciste mucho bien. Con tu ejemplo y dirección, nos hiciste hijos honestos, trabajadores y sobre todo, temerosos de Dios.»
Tuve el privilegio de servirle y acompañarle en su enfermedad. Hubo tiempo, de poco a poco, irle diciendo adiós. Sé que muchos no tienen esta oportunidad. A algunos la muerte les visita de repente y les deja paralizados.
No sé porqué pensamos que no llegará. Creemos que papá siempre estará allí para apoyarnos, darnos consejos o simplemente escucharnos.
Mi corazón está hoy con los muchos que extrañarán a «Su papi». Si su partida es reciente, «se vale llorar y se vale extrañar». Es el precio del amor. No importa si eres niño, joven o adulto. Expresa tus sentimientos y date el permiso de hacer o no hacer lo que tu corazón te dicta. No siempre será igual… sé paciente contigo mismo. Si ha pasado más tiempo desde su partida, recuérdale con amor. Trae a memoria momentos inolvidables que pasaron juntos. Platica de él con tu familia y enséñales los principios que dejó en tu vida.
La vida pasa muy rápido…CONTAMOS CON HOY. Demostremos el amor que sentimos por nuestra familia. No se trata de cosas materiales, esas se arruinan y se acaban. Se trata de tiempo compartido, de escuchar, de dar un abrazo, caminar por el jardín o sentarse a tomar un cafecito. Ver a través de los ojos y la sonrisa el amor de Dios derramado en nuestras vidas.
Contamos con hoy.