Enfrentando el peor día de mi vida

Enfrentando el peor día de mi vida

Por: Vilma Marroquín de Rodríguez

Después de 4 años de noviazgo y luego 26 años de casada con dos hijos, puedo identificar exactamente que el domingo 31 de julio del 2011 ha sido el peor día de nuestras vidas como familia. Me gusta comparar nuestras vidas como las estaciones. Invierno, primavera, verano y otoño. Con la partida de nuestro Alex, hace 1 año y 10 meses, llegó a nosotros el invierno mas devastador que nunca pudimos imaginar.

Ha sido frío, intenso hasta congelar lo más profundo de nuestra esencia. Oscuro, como la noche más oscura del alma y solitario, muy solitario. Hay momentos en que por mas rodeados de personas que estemos, nos sentimos completamente solos, sumidos en el dolor de la ausencia.

vilma2

Como madre y como familia entramos a este viaje del duelo con mucho miedo. Es algo desconocido y no hay un mapa o instrucciones que nos indiquen como vivirlo. Es individual. Hay etapas que enfrentar y es bueno conocerlas pero las mismas se mezclan entre sí. Hay momentos en que pensamos que hemos adelantado y luego viene una fecha especial, un recuerdo, una comida o cualquier detalle que nos trae a memoria su sonrisa y compañía y simplemente lo extrañamos y se vale.
 
Hemos experimentado que el proceso del dolor requiere tiempo. Tiempo de llorar, tiempo de gritar, tiempo de hablar, tiempo de aceptar porque no nos queda otra salida y tiempo para reiniciar la vida. Por supuesto de una manera diferente. Por fuera parecemos las mismas personas, pero por dentro somos diferentes. Nuestro corazón como familia fue mutilado y estamos aprendiendo a caminar nuevamente. Nuestros valores de vida ahora son diferentes.
 
Nos dimos cuenta lo que pueden cambiar en un momento todos lo sueños, planes y proyectos que podríamos haber tenido. Alguien que estaba incluido ya no está, y duele, duele mucho.

raul2

Dios ha estado con nosotros para consolarnos en cada momento, aunque reconozco que en algunos momentos no lo he sentido, simplemente SE que está. Poco a poco empezó a tomar los pedacitos de nuestro corazón quebrantado por el dolor y con amor empezó a hacernos de nuevo. No ha sido un trabajo rápido, pero El tiene toda la paciencia del mundo. Con cada uno ha trabajado diferente, porque lo que yo extraño de Alex como mamá, es diferente de lo que extraña Raúl como papá o Sussy como hermana. Aunque nos apoyamos y acompañamos, respetamos el dolor y el tiempo de cada uno para ir recuperándonos.

Durante este tiempo hemos conocido a muchas personas en nuestra amada Guatemala que sufren la partida de un ser querido. Sabemos que además del dolor, hay mucha soledad, mucha necesidad en algunos momentos de ser escuchados y compartir nuestros sentimientos o simplemente tomar un cafecito y dar un paseo.
 
Como familia, como amigos, como iglesia, como sociedad, no se nos ha enseñado a caminar con los que sufren, ni a llorar con los que lloran. Puede que muchos de corazón quieran ayudarnos pero no saben cómo hacerlo. Nosotros antes tampoco lo sabíamos. A veces un comentario, por simple que sea, en lugar de ayudarnos nos lastima, ya que nuestro corazón está muy sensible.
 
A raíz de lo anterior, y con el fin de ayudar y acompañar a otros, nació CAMINEMOS JUNTOS.

Nuestro objetivo es abrir un espacio para compartir herramientas prácticas, consejos y simples maneras de ayudarnos a los que pasamos por un duelo y también a los que quieren acompañar al que está sufriendo. Hemos organizado varias actividades para aprender a enfrentarlo y nos hemos reunidos con otros para extender una mano de amor en el proceso.
 
Es algo que todos debemos saber, pues es parte de la vida, lo único seguro que sabemos al momento de nacer, es que algún día también moriremos. Son momentos de mucho sufrimiento para el que se queda. No es solamente el momento del funeral y el entierro (aunque la compañía en ese momento es valiosa). Se trata de asumir el reto de caminar por bastante tiempo con el que se quedó. ¿Cuánto tiempo? No lo sabemos, cada quien es único, así como único será su viaje.