El evento «El duelo en Navidad» y mi familia

Por: Vilma Marroquín de Rodríguez

Y llegó diciembre… y con este mes las celebraciones familiares, las reuniones, las luces y los regalos.  Un tiempo de alegría y de compartir para muchos. Sin embargo, hay un grupo de personas que desde que empieza el mes, están con una ansiedad muy grande y con miedo de enfrentar estas fiestas de fin de año sin el ser amado que falleció.

Y con estas características de celebración, nació en nuestro corazón ya hace cuatro años hacer una reunión llamada: El Duelo en Navidad, para así poder acompañar a quienes les tocará lidiar con todos estos sentimientos encontrados.

Varias personas me han dicho: «Hay que triste!»  «¿Porqué hacen algo así?» y me puse a  meditar en esta pregunta.  Mi respuesta, aunque muchas veces me la he dado a mi misma ha sido: «Simplemente porque he estado allí», «Sé de este dolor que casi rompe el corazón por extrañar a alguien, querer abrazarle, escuchar su voz o ver su sonrisa y no poder hacerlo», «Sé de esa película que pasa por la mente de muchas celebraciones anteriores donde estábamos todos juntos y que ya no será así jamás», «Sé de esos momentos en que vemos a los demás a nuestro alrededor, vemos como siguieron sus vidas y se han ido desarrollando y multiplicando, y que en nuestro caso ya no será», «Conozco ese dolor, esa oscuridad, donde no pareciera que brillará la luz jamás». Y esa es mi respuesta interior.

He pensado que es muy difícil acompañar a una persona de un lugar a otro, si primero no se ha estado allí. Se escuchan las voces diciendo: «Dios sabe lo que hace. Ya no llores, te vas a enfermar. Por lo menos tienes otros hijos» etc…etc…etc. Puede que estas palabras sean ciertas hasta cierto punto, pero por favor, no se las digamos a los dolientes. No se tiene la capacidad de asimilarlo.

Entonces, ¿Por qué hacemos este evento? Simplemente, porque el amor y la empatía por los que empiezan este duro proceso nos impulsa. Por que si en nuestra primera Navidad, alguien nos hubiera invitado a una reunión así, hubiéramos tenido algunas  herramientas para pasarla de manera diferente. No es que sea sin dolor, el dolor de ausencia estará pero con una esperanza en Dios diferente. Conocer que no solo a nosotros nos pasa, que hay muchos como nosotros en igual o en peor situación, y que reunidos podemos sentir consuelo del Señor y de otras personas.

Pero además, y lo más importante, es volver a traer a nuestro corazón el VERDADERO significado de la Navidad. Ese recuerdo maravilloso del nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, quién no escatimó hacerse hombre y venir al mundo a nacer y a morir por cada uno de nosotros. Nuestro amado Jesús, quien está con nosotros en este duro caminar, quién se sienta a nuestro lado cuando ya no podemos más, y en lugar de empujarnos a seguir adelante, pacientemente nos abraza y llora a nuestro lado, hasta que por Su Espíritu Santo, vuelve a darnos la fuerza de levantarnos y caminar otro poquito más en este proceso de duelo.

Enfoquemos en nuestra mente y agradezcamos en nuestro corazón Su nacimiento y aprovechemos cada momento a los que tenemos cerca y demostrémosles lo valiosos que son para nosotros.

Bendiciones en este fin de año, y que la paz de Dios inunde sus vidas.

Con amor

Los Rodríguez Marroquín, 3 en la tierra y 1 en el cielo, con nuestro Padre Celestial.

“Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.” Isaías 9:6 NVI


Publicado

en

por

Etiquetas: